
Si las reformas estructurales en México no han avanzado en años, tendríamos que esperar un siglo para insistir en la “descabellada” idea de lanzar una nueva regla: a partir de hoy queda prohibido el uso de bolsas de plástico en supermercados y tiendas.
Como suele acontecer tras fronteras, Canadá ya lo está haciendo. Esta semana, mientras en varios países del mundo las inundaciones apremiaban, la provincia de Manitoba decretó que las bolsas plásticas son ilegales.
Se calcula que los canadienses utilizan más de 9 mil millones de bolsas de plástico anualmente, y cada bolsa (de veras, no es mentira), tarda hasta mil años en desaparecer. La proporción es dramática: más de 10 siglos para un producto que cuyo ciclo de vida es de tan solo unas horas.
Este gesto de los canadienses, se suma a una modificación global alrededor del tema. En algunas ciudades de Estados Unidos está prohibido que los supermercados usen bolsas de plástico, como también sucede en varias urbes de Australia, Europa y Asia.
Si la loca y descabellada idea de no usar bolsas de plástico en México surtiera efecto, habría alternativas, como las bolsas de tela, de manta, de papel reciclado, o de materiales renovables.
Ejemplo: el 28 de julio pasado Nueva York vivió una fiebre de mercadotecnia y ambientalismo. Cierto, hubo moda y lujo, pero al menos fue un grano de arena que la diseñadora de bolsos Anya Hindmarch le brindó al tema.
Hindmarch lanzó una bolsa de tela blanca y sencilla con la leyenda “I’m not a plastic bag”, y justo el día de su lanzamiento las filas de personas en la calle eran largas. Observa el video: