martes, 24 de julio de 2007

EL PRECIO DE NO ESCUCHAR EL AGUA



La de este fin de semana en Guadalajara, quizá fue una de las peores tormentas en muchos años.

Lo que la lluvia se llevó el domingo 22 por la tarde tuvo que ser lamentado: siete personas murieron en distintos puntos de la Ciudad y decenas de familias sufrieron pérdidas materiales.

Como siempre, resulta obvio pensar lo siguiente: los medios culpan a las actuales autoridades por su ineficiencia para lidiar con un fenómeno como el que azotó a Guadalajara. Y también le echamos un baldazo de agua fría a los ciudadanos por tapar alcantarillas y bocas de tormenta con las toneladas de basura que generan.

Pero no es la tormenta, porque seguirán cayendo mientras haya planeta.

El verdadero problema es esta tradición muy nuestra de ser cortoplacistas, lo que precisamente nos coloca una venda en los ojos. Así la Ciudad se vuelve ciega a lo que sucederá. Ciega y sorda para escucharse a sí misma. Ciega, sorda y sobre todo, inválida, para actuar en consencuencia.



¿Por qué se construyeron colonias como Ciudad del Sol y un centro centro comercial como Plaza del Sol justo arriba del cauce natural de arroyos de agua que antes iban a parar a los alrededores de la Expo Guadalajara y más allá?

¿Por qué, si la Ciudad se inunda históricamente, el Gobierno de Francisco Ramírez Acuña optó por pasos a desnivel subterráneos, afectando a los habitantes de zonas contiguas?

¿Por qué se siguen autorizando nuevo cotos residenciales en terrenos donde la factibilidad de inundación es alta?

¿De qué sirve un recorrido del Gobernador, Emilio González Márquez, por el área afectada?



Pensamos a corto plazo la planeación urbana y la vida cotidiana que deberían formularse a largo alcance.

Hace dos años, el arquitecto José Pliego, experto urbanista, consideraba que las profundas modificaciones a las vías públicas de Guadalajara sólo eran pildoras inmediatas para un cáncer mayor.

"En tanto lo que estemos dando sean reacciones a un problema determinado, sin una planeación global, vamos a seguir así: resolviendo el problema al mediano o corto plazo, pero no a grande plazo. Van a seguir siendo píldoras para la enfermedad", decía.

Por eso el precio de no escuchar al agua es también el precio que la Ciudad tiene que pagar por no escucharse a sí misma. Porque la Ciudad es un ente vivo, formada de otros microorganismos, ciudadanos, autos, colonias, centros comerciales, parques, espacios públicos.



Lo que resulta más lamentable en este asunto es que, a pesar hay voces expertas en visionar la Guadalajara del futuro, su opinión no es puesta en práctica.

Los investigadores de la UdeG, Javier Rentería y Abel Hugo Ruiz, presentaron hace poco un estudio titulado "Morfología de la Ciudad y Movilidad Intraurbana: Guadalajara al Borde de la Parálisis", donde revelan este cáncer, lo detallan.

Una de sus conclusiones señala que Guadalajara entrará en un periódo de parálisis urbana antes del 2020.

Ante este problema mayúsculo, no será ni con los costosos pasos a desnivel de la Administración panista, ni con el bombo y platillo de un Museo Guggenheim en la Ciudad, ni con las píldoras gubernamentales a problemas futuros, con lo que se resolverá la mente cortoplacista y la vida cotidiana del tapatío.

Tampoco ayudará el millón y medio de vehículos que circulan a diario por las calles de Guadalajara, ni el paso de peatones que no se respeta ni en raya amarilla, ni el magro servicio de un transporte público manejado por mafias de empresarios, políticos y sindicatos.

Hace falta quitarle la venda de los ojos a una Ciudad que pretende traer una franquicia museística a la Barranca, que construye un Centro Cultural Universitario enorme y costoso, que insiste en un estadio megalómano para las Chivas, y que presume una torre de telecomunicaciones espigada.

Hoy hace falta escuchar el curso del agua. De lo contrario, seguiremos pagando el precio de no atender el ritmo natural de la Ciudad.



Fotos: Notimex.
Videos: Ciudadanos en YouTube.

lunes, 16 de julio de 2007

PASITO, TUN, TUN

¿Imaginas una fiesta energética?

No se trata del consumo de bebidas de dudosa mezcla, ni de sicotrópicas imágenes que al proyectarse en una gran pantalla te despegarán del suelo.

Hablamos de una fiesta nocturna en Rotterdam, The Critical Mass, cuya oferta de música y luces a toda velocidad es generada por el baile de los asistentes. Este peculiar sitio instaló en su pista de central un sistema electrónico para intercambiar los golpes de los pies y el ritmo en electricidad.

Del funk al soul, la música electrónica y las variaciones más disco, The Critical Mass aprovecha la tecnología limpia para generar su propia cuota de energía. Sólo hace falta que la gente se anime a mover el cuerpo.

"Un antro no es precisamente una actividad amable con el medio ambiente: sólo hay que pensar en la basura que se emite, la cantidad de energía que se necesita para mantener la temperatura del lugar, el gasto en luces y la cantidad de desperdicio de agua en los baños".

"Por eso el objetivo de este club fue proporcionar significados a la sustentabilidad en construcción, para un grupo de gente joven y ansiosa de tendencias", aseguran los creadores de este "eco-antro" de moda, las empresas Enviu, Döll y la Universidad de Delft.

Pequeño, pero significativo, el cambio inició en el 2006 y sigue activo: The Critical Mass minimizó los gastos de energía sin perder imagen "trendy" y viabilidad económica.


jueves, 12 de julio de 2007

ENERGIA CREATIVA

William Kamkwamba tiene 19 años y no es ingeniero. Ni siquiera terminó la escuela. Él no entiende de física y fórmulas numéricas. Pero volcó su imaginación. La hizo volar.

Su ingenio y el afán de sobrevivir a circunstancias adversas lo llevó a construir un generador eólico en su pequeña comunidad de Malawi, en África.

Con 16 dólares en la bolsa, cadenas de una vieja bicicleta y pedazos de madera inservible y plásticos, inició la confección de un molino de viento de 12 metros de altura para dar energía a varios focos y un radio.

Esta idea podría parecer insuficiente y absurda de no ser porque Malawi vive una economía de subsistencia, empeorando el panorama social con una deuda externa que no cede y una fuerte dependencia a productos y energía del exterior.

Con 13 millones de habitantes, en el país de William las cosas no parecen fáciles: el 14 por ciento de la población tiene SIDA y la esperanza de vida es de tan sólo 43 años. Por eso un generador de electricidad es casi cuestión de vida o muerte.

DE LA MISERIA A INTERNET

El buen invento ecológico y creativo de William significó la vía perfecta para conocer a Emeka Okafor, una de las organizadoras del TED Conference que año con año impulsa a "thinkers and doers": personas innovadoras y proactivas que mejoran la calidad de vida en el mundo.

A raíz de este encuentro, William pudo conocer por vez primera el Internet y las computadoras, la realidad virtual y los medios electrónicos como posibilidad de expasión de sus propias ideas. También logró montar un blog peculiar en el ciberespacio: sencillos consejos para afrontar la sequía, la pobreza y la falta de energía en Malawi.

En sólo dos semanas, Google registró más de 20 mil entradas a su sitio y varios periódicos europeos publicaron su historia.

Andrew Heavens, un periodista de Sudán, advierte que la historia de William es el reflejo de un giro que las nuevas generaciones de africanos sumidos en la pobreza han decidido provocar: los gobiernos africanos y las instituciones oficiales son demasiado lentas para los agigantados pasos de la creatividad puesta en acción.Y por eso hay que hacer. No esperar.

Con la fortuna del viento y su generador de electricidad, ahora William es el encargado de suministrar batería a los pocos teléfonos celulares de su comunidad y alimentar la batería de su primera computadora portátil.

Para William, que no sabe de números y abandonó la escuela a los 14 años, el viento sopla a favor.

FOTOS: Creative Commons.
Blog de William: http://williamkamkwamba.typepad.com/

martes, 3 de julio de 2007

QUE LIMPIO BLOG TENEMOS...

Google, que sustenta los servidores donde se aloja Blogger, ha decidido virar sus políticas ambientales y convertirse en una empresa ZERO.

Este año acaba de instalar más de 9 mil celdas que convierten la energía del Sol en electricidad. Con esta medida Google ahorra 30 por ciento de energía en sus oficinas corporativas de California y 393 mil dólares al año.



http://www.google.com/corporate/green/energy/index.html


Enter your email address:

Delivered by FeedBurner