En todo el mundo se combate a la bolsa de plástico, pero tengo la sensación de que en nuestro país poco importa.
El otro día en la fila del supermercado una señora le dijo al paqueterito: “Quiero todo en doble bolsa para que no se rompan”, y la señora llevaba el carrito completo, cerca de 50 bolsas (tal vez más) se habrá llevado.
La guerra contra las bolsas ya se detonó en todo el mundo.
China arrancó el año lanzando una campaña para prohibir que los comercios regalen bolsas de plástico a partir del próximo 1 de junio. El reparto gratuito y la producción de bolsas ultradelgadas quedará vetado y habrá fuertes multas para los infractores.Su durabilidad se convirtió en su más grave problema; cuando se desecha permanece en el ambiente durante décadas y en muchos casos es imposible recolectarlo.
Australia ha seguido los pasos de China al anunciar sus planes de acabar con el uso de bolsas de plástico en los supermercados para finales del año.“Hay unas cuatro mil millones de estas bolsas que llegan al campo, terminan por afectar a nuestra naturaleza, y que vemos en nuestras playas cuando vamos de vacaciones”, dijeron autoridades australianas.
El problema de las bolsas de plástico es grande en el mundo porque se consumen grandes cantidades de petróleo para su elaboración y cuando se desechan las podemos encontrar obstruyendo alcantarillas y drenajes; son además las causantes de la muertes de animales en la tierra, ríos y océanos; contamina calles, playas y en general los paisajes.
España es el primer productor de bolsas de plástico de un único uso en el mundo y el tercer consumidor en Europa, por eso su gobierno quiere aprobar el Plan Nacional para prohibirlas en 2010.
La solución para detener el deterioro ambiental que ocasionan las bolsas de plástico es dejar de hacerlas desechables; deben ser reutilizables, más duraderas.
En lugares como Uganda han encontrado un modo de darle una nueva vida a estas bolsas, recogiéndolas de vertederos y contenedores de la capital Kampala y fabrican con ellas cestas, zapatos o tejas, un trabajo artesanal que difícilmente se puede reproducir en el resto del mundo.
Yo me pregunto ¿qué piensan las autoridades medioambientales que podemos hacer con las bolsas en México? ¿Existe un programa de prohibición? ¿Se ha pensado en el problema?
Artículo publicado en los diarios MILENIO, por Alejandro González, agonzalez@milenio.com